Juegos Locales
BOLO VILLANUEVA
HISTORIA
La localidad ribereña de Villanueva de Gumiel ha sabido conservar una modalidad de bolillo entretenida y fácil de jugar para todas las edades. Posiblemente una de las causas de que este juego se haya seguido practicando en esta localidad sea la principal actividad económica y laboral hasta hace pocos años en esta localidad ribereña: La madera y sus derivados, especialmente la resina. Al ser los elementos de este juego de fácil y personal elaboración, los resineros aficionados a estos bolos no tuvieron mayores dificultades, gracias a su habilidad en el manejo de las herramientas necesarias para transformar la madera y en la facilidad para disponer de la materia prima, en elaborarse al momento los juegos necesarios que les permitieran echar sus buenas partidas en los calveros del pinar o en las explanadas próximas a las bodegas. Gracias a esta afición hoy podemos contar a las nuevas generaciones cómo se divertían nuestros mayores hace años.
Los elementos del juego son dos: los bolos y las manillas.
Los bolos son seis, de madera, unas veces de pino y otras de roble o encina, pero siempre labrados a mano por los propios jugadores. La forma de los bolos es variada, dependiendo de la habilidad en el tallado, y el tamaño oscila entre los 18 y los 20 centímetros de altura, con una anchura en la base de cinco centímetros.
Las manillas son tres, también de madera, preferentemente de roble o encina, y tienen forma troncoidal. También se «fabrican» a mano, desbastando la corteza de una rama que presente las medidas ideales para la práctica de este juego: Trece o catorce centímetros de largo por seis o siete de ancho.
El objeto del juego es muy sencillo: hay que dejar un bolo de pie para lo cual se dispone de los tres lanzamientos que se pueden hacer (Uno con cada manilla).
Existen dos formas o modalidades para jugar a los Bolos de Villanueva de Gumiel: la de apuesta o la de competición.
REGLAMENTO
Modalidad de competición
En la modalidad de competición se juega de manera individual o por equipos, siendo la forma de jugar la misma en ambos casos
Regla 1.- Elementos de juego
1.1.- Los elementos de juego en los Bolos de Villanueva son los bolos y las manillas.
1.2.- Los BOLOS son seis, fabricados en madera, con una altura entre 18 y 20 centímetros y un diámetro en su base de 5 cm.
1.3.- Las manillas son tres, fabricadas igualmente en madera, con un diámetro entre 6 y 7 cm. y una longitud de 13 cm.
Regla 2. El terreno de juego.
2.1.- El terreno de juego será de superficie de tierra, llano y debidamente compactado, que permita un correcto asentamiento de los bolos.
2.2.- Las medidas del terreno de juego serán de 8 metros de ancho por dos de largo, con un metro a cada lado del terreno como zona de seguridad.
2.3.- En la zona de juego sólo podrán permanecer los jugadores que estén efectuando sus tiradas.
2.4.- En el terreno de juego se marcará una zona, a cinco metros de la línea de tirada, en la que se colocarán los seis bolos.
Regla 3. De la competición
3.1.- El objeto del juego es derribar cinco bolos, dejando uno de pie, para lo cual cada jugador dispone de tres tiradas (una con cada manilla).
3.2.- No tendrá ningún valor cualquier jugada que no sea la de dejar únicamente un bolo de pie, por lo que en cada tirada se puede obtener UN punto o CERO puntos.
3.3.- Los bolos se colocarán en dos filas de tres bolos, horizontales a la línea de lanzamiento en la que se sitúa el jugador (Ver figura), y a una distancia entre cada bolo del ancho de las manillas.
3.4.- Cada jugador dispondrá de DIEZ lanzamientos de tres manillas cada uno.
3.5.- En el caso de que con la primera o la segunda manilla, un jugador hubiera conseguida derribar cinco bolos, finaliza la tirada, no teniendo ninguna posibilidad de jugar la tercera manilla para intentar conseguir otra jugada.
3.6.- Gana la partida el jugador o equipo que al finalizar la partida hubiera conseguido más puntos, y siempre que cada interviniente en la partida haya realizado el mismo número de jugadas.
Regla 4. De la puntuación
4.1.- Tal y como se comentaba en la Regla 3.2. en cada tirada se puede obtener un punto, es decir DIEZ puntos como máximo en la partida.
4.2.- En caso de empate, cada jugador, o cada equipo, dispondrá de tres lanzamientos o tiradas para deshacer el empate (En el caso de jugarse por equipos, serán TRES lanzamientos por cada jugador del equipo).
4.3.- Si al finalizar estas tres tiradas persistiera el empate, se efectuará una nueva tirada hasta que algún equipo o jugador cometa un fallo, bien entendido que todos los participantes deberán efectuar el mismo número de tiradas, según la Regla 3.6.
Regla 5. Del arbitraje
5.1.- En cada competición habrá un encargado de velar por el cumplimiento de estas normas, que interpretará todas las dudas o disputas que pudieran surgir en el desarrollo del juego.
Modalidad de apuesta
En esta modalidad de juego, la apuesta no es el fin en si misma, sino un aliciente más y un elemento ordenador del desarrollo del juego. La apuesta, nunca de cantidades considerables de dinero, constituye el elemento aglutinador de un grupo de vecinos que con el estímulo de «sacar cuatro durillos» al convecino de turno, se reúnen para pasar un rato agradable al lado de una bodega o de una cantina.
Al formarse la partida, uno de los jugadores que desea apostar una determinada cantidad de dinero, pongamos por ejemplo CIEN pesetas, desafía al resto a la voz de «CIEN PESETAS A BUENAS», casando el resto de jugadores la apuesta, con la cantidad que le apetece a cada uno, hasta cubrir la totalidad del dinero arriesgado por el jugador que va a efectuar la tirada «a buenas».
A continuación se plantan los bolos y se marca la raya desde donde el jugador efectuará los lanzamientos.
La sabiduría popular tiene establecido que la distancia desde la raya de tiro hasta el lugar en que están plantados los bolos sea de CINCO PASOS. Así cuando menor sea la edad (o la altura) de los jugadores, menor será la distancia a recorrer por las manillas, con lo que la igualdad queda garantizada.
El plantado de los bolos es labor del baratero, casi siempre un chaval de los más espabilados, que procura agilizar la colocación de los bolos, pues cuanto menos tiempo tarde en colocarlos más jugadas se producen.
Comienza la partida. El lanzador se sitúa delante de la raya de lanzamiento. No puede pisarla. Los espectadores, que en su mayoría han apostado contra el lanzador observan los preparativos. Todos, o por lo menos la mayoría, están deseando que falle. Por dos motivos: porque ganan el dinero apostado y porque en caso de fallar correría el turno del lanzador, dando a otro jugador la posibilidad de ser el dueño de su propia fortuna.
Ya se han lanzado las tres manillas. El jugador ha tenido suerte y ha logrado hacer «buenas» . Incluso ha habido jugadores que en una tirada, se les han quedado tan «a huevo» los bolos para hacer «las buenas», que se han permitido el lujo de tirar la segunda manilla «entre piernas», con arte y chulería, que también así se disfruta con el juego. Recoge la apuesta, entrega la «propina» al baratero y vuelve a lanzar el reto: ¡CIEN PESETAS A BUENAS!, o doscientas, si quiere reinvertir los beneficios de la anterior jugada. Sigue así hasta que la mala suerte o el cansancio le hacen fallar. También pudiera ocurrir que antes de fallar decidiera dejar a otro la posibilidad de tirar y pasar por la cantina a invertir sus ganancias refrescándose a cuenta de sus «amigos».
En este caso, un nuevo jugador, el más atrevido o el que tenga el turno, arrojará al suelo un billete o unas monedas y dirá: ¡CIEN PESETAS A BUENAS!. Y así, hasta que se hace de noche o la hora de ir a merendar a la bodega, que de éstas hay muchas y muy buenas, con buen vino, en el camino de Quemada, en Vandeles o en Ricaposada.
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