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«Bolos de seis» con barateros, apuestas y tradición al más puro estilo clásico
A-coines para sumar por una buena causa en pos del patrimonio de Villanueva de Gumiel
La segunda jornada del X Encuentro Internacional “Ribera del Duero” ha servido para que las y los villanovenses se reencontrarán con un pasado lúdico nunca olvidado
El plato fuerte del X Encuentro Internacional “Ribera del Duero” de Bolos de Seis ha colmado las expectativas de sus organizadores. Villanueva de Gumiel ha revivido un pasado no muy lejano gracias a estas modalidades de juegos de bolos. La puesta en escena de barateros, desafíos, emoción, y “enganche” dialéctico entre locales y foráneos deleitó a todo el mundo. El juego en toda su esencia, merced a la disputa en modo clásico y en un entorno mítico, las bodegas y el frontón, ha sido todo un acierto
Tras el intenso calentamiento del debú de ayer viernes día 6 de septiembre había que prepararse para el plato fuerte del evento que era hoy, sábado día 7 de septiembre. El calendario de esta segunda jornada del X Encuentro Internacional “Ribera del Duero” de Bolos de Seis estaba repleto de actividades para el gozo de todos los públicos y el hermanamiento entre lugareños y foráneos. Vamos, durante la sesión vespertina Villanueva de Gumiel regresó a un pasado no muy lejano donde esta modalidad de juegos, los bolos, centraban la atención y el deleite de sus paisanos. El entorno Vandeles, Ricaposada y el Juego de Pelota, rodeado de bodegas, ayudaron a que el estilo tradicional aflorara con naturalidad y en su máxima expresión. Los puesta en escena de los barateros. Los A-coines para apostar por aquellas aternativas braceras más seguras. Los piques diálecticos al hilo del devenir de las y los jugadores. El público de todas las edades arropando a unos y a otros. Un ambiente acorde al momento. En definitiva, el cóctel estaba servido para degustar multitud de sensaciones arrinconadas, pero que solo había que encontrar el catalizador que las hiciera aflorar: el juego. Todo un acierto que muchos paisanos veteranos nos lo agradecerán por haber podido vivir unos instantes de gloria lúdica pasada y ya casi olvidada en su invierno existencial.
Y si todo lo anterior no era suficiente, en esta maravillosa marmita cocinada por una parroquia compuesta por finas especias recolectadas en La Ribera, Levante, Catalunya, Aragón y La Gascuña francesa ayudó a que el rico patrimonio villanovense saliera reforzado. Los A-coines que la Asociación Cultural “La Tanguilla” había preparado como moneda de cambio en este singular mercadeo dieron ese toque futuro en un contexto pretérito jalonado con un presente inolvidable. Resultado: unos cuantos cientos de euros inesperados para “el canut” de la exiguas arcas locales destinadas para el patrimonio.
Un calentamiento matinal duro como preludio de lo que estaba por llegar
La noche anterior deparó muchas sorpresas a numerosos expedicionarios de esta singular cita, tanto es así que costó arrancar. La exhibición de los diferentes juegos de bolos de seis que estaban representados en el entorno del parque del polideportivo cubierto municipal se demoró un poquito, pero en cuanto el sol apareció aquello cambió de plano. La llegada de gentes villanovenses con ganas de participar y descubrir que hay más vida además de los bolillos fue un gran acicate para probar y comparar sus habilidades lanzadoras con las delegaciones venidas allende el río Bañuelos.
La matinal fue cogiendo calor y color poco a poco. Algunos y algunas ilustres de la tierra, junto con otros y otras procedentes de latitudes lejanas dejaban entrever una tarde llena de pasión como a la postre así fue. Eso sí, también hubo tiempo para recobrar fuerzas con unos tacos de jamón que los compañeros de Castellón plantaron allí, y que duraron menos que un caramelo a la puerta de un colegio. Junto con unos cuantos tragos del elixir mágico que producen los racimos de uvas de la tierra.
Qué deleite. Qué camaradería. Qué emocionante. Las provocaciones sanas para lo que quedaba por venir ya salían a la palestra tras cocerse a fuego lento durante toda la mañana. Los retos entre unos y otros afloraban con naturalidad. Los comentarios fáciles al hilo del diseño de algunos de estos bolos también. El resto quedó para lo vivido por la tarde.
Te enseño mi pueblo para degustar Villanueva de Gumiel
Nada más terminar de comer en el salón multiusos”La Solana”, y tras un breve pero merecido descanso activo con un café en la plaza del pueblo, la organización del evento nos preparó una sorpresa de primer orden: descubrir las maravillas de Villanueva de Gumiel de la mano de dos personas de la tierra, un hombre y una mujer.
Ambos nos enseñaron la Casa Consistorial y su maravilloso reloj con su mecanismo casi centenario. Algunos de los mejores cuadros de los muchos concursos de pintura rápida que se han celebrado en la localidad en los últimos años. El retablo recién restaurado de su iglesia parroquial de San Mamés. El lavadero y los utensilios que usaban las gentes de la resina. Y por último, el antiguo molino. Vamos, que lo que estaba previsto que durase una hora se duplicó en el tiempo. Pero eso no fue óbice para que en el momento de volver a la carga, aunque fuera con un leve retraso, restase brillo a una tarde lúdica tradicional para enmarcar.
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