Infantiles
El almendruño
Otro juego de apuestas era el almendruño, que se solía practicar con cromos repetidos o sin valor para la colección.
Se jugaba entre dos chicos, y lo normal era que se jugara con cromos de diferentes colecciones, materiales y tamaños para dificultar aún más el juego, ya que el objetivo era adivinar el número de cromos que un jugador tenia en la mano.
El juego se iniciaba, como siempre, echando a suertes para ver quién comenzaba. El jugador que se la había quedado, vuelto de espaladas al otro jugador para que no viera sus maniobras, colocaba en la palma de una de sus manos un número determinado de cromos, tapándolos con la otra mano. En este momento se volvía hacia el otro jugador diciendo, ¡Almendruño!, contestando el otro ¡Alza el puño!
En este momento, el jugador levantaba la mano y la volvía a apoyar en la palma en un movimiento rápido, procurando que el contrario no tuviera tiempo de calcular los cromos que había colocado, ya que debía decir el número que creía que había en la mano. Si acertaba se llevaba todos los cormos, pero si fallaba, debía pagar la diferencia entre la cantidad indicada y el número real de cromos que había puesto en juego quien se la había quedado.
El juego continuaba cambiando los papeles y finalizaba de mutuo acuerdo o cuando uno de los jugadores se había quedado sin cromos.
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